martes, 31 de mayo de 2011

"La cosa está mu mala"

Ayer regresé al trabajo después de dos semanas libres. Como comprenderéis, fue un mal día. En estos tiempos, dirá más de uno, debería de sentirme afortunado por tener empleo, lo sé. Y no me puedo quejar por ello, en absoluto. Pero hay cosas que no entiendo. Parece que muchos empresarios se aprovechan de la coyuntura actual para maltratar a sus empleados -no es mi caso, que conste-, diciéndoles poco menos que deben aguantar carros y carretas porque en España hay casi cinco millones de parados. A ver, una cosa es sentirse afortunado por tener un empleo y otra muy distinta dejarse pisotear porque haya muchos parados. Todo tiene un límite.

Todo esto viene a cuento porque he estado leyendo algunos artículos de opinión sobre la negociación colectiva entre empresarios y sindicatos. Parece que la patronal poco menos que quiere hacer lo que le dé la gana y no quiere firmar otra cosa que no sea un acuerdo a la carta para el empresario. Pretenden volver atrás en el tiempo y que los empleados pierdan muchos de los derechos que se han ido logrando con mucho esfuerzo. En la manifestación leí una pancarta que decía algo así como que los empresarios poco menos que quieren volver a legalizar la esclavitud. Tal vez no se llegue a esos extremos, pero si dejaran a más de uno vía libre... El caso es que la patronal quiere recortar derechos al trabajador para ampliar sus márgenes de beneficios. Es decir, quieren llenarse -aún más- los bolsillos a costa de la economía y la salud de sus empleados. O, hablando en plata, al carajo las personas, ellos quieren dinero. Y por muy empresarios que sean -es lógico que quieran beneficios- hay ciertos límites de inhumanidad que no deberían sobrepasarse, y lo están haciendo.

Por desgracia, oímos por todas partes que "la cosa está mu mala". Y es cierto, pero mientras unos intentamos salir adelante y mejorar poco a poco sin pisotear a nadie, otros tan sólo miran a su ombligo y a sus bolsillos. "La cosa está mu mala" por culpa de mucha gentuza que ha estirado la cuerda hasta que se ha roto. Ahora buscan mil y una justificaciones, no entienden que su tiempo ya ha pasado, que han perdido un sin fin de oportunidades y ahora nos toca a nosotros. Vamos a acabar con vuestros privilegios, chatos. Se acabó, Game Over.

jueves, 26 de mayo de 2011

Sueño recurrente

No tuvo tiempo de reaccionar. La marquesina cedió y le cayó encima, decapitándolo y haciendo rodar su cabeza hasta introducirse por la alcantarilla más próxima. Su cuerpo inerte quedó bajo la estructura mientras su cabeza viajaba a través de la red de alcantarillado, recorriendo y contemplando ese extraño mundo sucio, húmedo y oscuro que había visto tantas veces en aquél sueño recurrente que nunca fue capaz de interpretar.

Ismael 

Charla sobre los clubes de lectura en la FLS

Ayer estuve una vez más en la Feria del Libro de Sevilla. Se celebraba un encuentro de clubes de lectura de Sevilla -pertenezco a un club de lectura y a un taller de escritura en la Biblioteca Infanta Elena- y la ponente de la charla que tuvo lugar en la carpa fue Blanca Calvo, directora de la Biblioteca de Guadalajara y pionera de los clubes de lectura en España.

La charla resultó muy interesante, Blanca es una persona con una experiencia descomunal y sabe transmitir cuánto le gusta lo que hace. Contó muchas anécdotas y hubo tiempo para la participación del público asistente. Habló de los comienzos de los clubes de lectura en España, allá por los años ochenta, y defendió que sirven para mucho más que para leer.

Estoy de acuerdo con ella. Los clubes de lectura -y los de escritura, lo digo por experiencia, aunque ese es otro tema- no sólo deben estar orientados a leer un libro común para ser comentado en las reuniones. Bien organizado, un club de lectura puede servir para mucho más. Para empezar, para aprender de los demás. Hoy en día hay mucha gente que cree que lo sabe todo o que se limita a buscar en internet la información que le hace falta. Se ha perdido en parte la charla, la tertulia cara a cara, el exponer cada uno sus puntos de vista, algo enriquecedor siempre. Una obra puede dar lugar a mil interpretaciones y siempre hay detalles que a uno se le escapan y que salen a la luz gracias a la puesta en común del texto.

Hay clubes de lectura que organizan incluso viajes a los lugares donde se desarrolla la obra leída, otros cuentan con la presencia de los propios autores -qué lujo- y los hay que hasta celebran fiestas al final del curso. Porque, no nos engañemos, otra de las funciones importantes de un club de lectura es la socialización. Como apuntó Blanca durante la charla, un club de lectura mezcla una actividad solitaria -la lectura individual de la obra- con otra actividad en grupo -la reunión donde se pone en común la opinión de cada uno sobre lo leído- y eso es algo que atrae a mucha gente, de ahí el gran número de clubes de lectura repartidos por toda la geografía nacional.

Fue una charla amena e instructiva de una persona con una experiencia enorme que sabe de lo que habla. Y eso siempre es de agradecer.