domingo, 27 de mayo de 2012

El Nostradamus cartagenero

Hace unos años, mi hermano y yo regalamos a mi padre uno de los libros recopilatorios con los artículos publicados por Arturo Pérez-Reverte en "El Semanal". El libro, titulado Con ánimo de ofender (Editorial Alfaguara, 2001), reúne los artículos de opinión publicados por el periodista y escritor cartagenero en el citado suplemento dominical entre los años 1998 y 2001.

Un día, varios años más tarde, estando en casa de mis padres, cogí dicho libro y leí varios de esos artículos. Uno de ellos me llamó especialmente la atención, lo anoté en mi libreta y ahí quedó, olvidado... hasta ayer. Haciendo limpieza y repaso de algunas de mis libretas, anoche me reencontré con la anotación perdida y releí el artículo en cuestión.

"Los amos del Mundo" fue publicado en "El Semanal" 577, el 15 de Noviembre de 1998. Sí, Noviembre de 1998. Hace 14 años. No creo que sea necesario ningún comentario más, leed y opinad por vosotros mismos...

Los amos del Mundo
Arturo Pérez-Reverte. Noviembre de 1998

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o de un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.

Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio -o al revés-, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.

Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará a usted el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo; porque siempre ganan ellos, cuando ganan, y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tiene que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.

Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder; el riesgo es mínimo. Los avalan premios Nobel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.

Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días.

Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces -¡oh, prodigio!- mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.

Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.

Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la pagan con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con sus puestos de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.

Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

lunes, 21 de mayo de 2012

En la clausura de la FLS

Ayer estuve en la clausura de la Feria del Libro 2012. Trabajé hasta las cuatro de la tarde, me fui a casa, comí y descansé un poco antes de ir a la Plaza Nueva. Llegué a las siete, con tiempo suficiente de darme una vuelta por los expositores. En uno de ellos compré un libro de Georges Perec, "Un hombre que duerme".

A las ocho, en la pérgola, el escritor griego Petros Márkaris presentó su libro "Con el agua al cuello". No he leído nada de Márkaris y ayer encontré a una persona que pone al mal tiempo buena cara. Optimista y vital -"Me crié en una familia que pasó por malos momentos, pero que, pese a todo, siempre estaba de buen humor y riendo"-, aunque con los pies en el suelo y consciente de la situación en la que se encuentra su país, habló no sólo de su obra sino de la crisis griega y sus puntos de conexión con la española. Describió la situación dramática en la que se encuentra Grecia y se mostró muy crítico con la clase política y económica. No en vano, el comisario protagonista de su novela, Kostas Jaritos, investiga el asesinato de un banquero. "Es la realización de una fantasía. Muchos lectores griegos me dijeron que era una idea ingeniosa, pero... ¡Lástima! No podían ponerla en práctica". Esto ha hecho que Márkaris haya tenido que incluir una nota en la contraportada pidiendo a los lectores que no imiten a los protagonistas del libro...
Me llamó mucho la atención la vitalidad de Petros Márkaris. Hicieron un repaso de la agenda del día del autor, que incluyó recepción, entrevistas, comida con los organizadores del evento, firma de libros y charla posterior, agotador para cualquiera y más aún para una persona de 75 años. Aun así, no perdió la sonrisa en ningún momento.

Después de la amena charla de Márkaris, me di una última vuelta por la FLS antes de la clausura, en una tarde en la que por fin se había ido ese Verano anticipado que me había estado martirizando los últimos días. Frío, quiero frío...

jueves, 17 de mayo de 2012

Irlanda, tierra de escritores

Hay países muy especiales. Y uno que en su lengua original llame "agua de vida" al güisqui, tiene que serlo por narices.

Ese país, como no podría ser de otra forma, es Irlanda. Para empezar, al término "whisky" los irlandeses le añaden una e, "whiskey", para diferenciarse de sus enemigos más íntimos, los ingleses. Pero eso no es todo. Güisqui, whisky y whiskey proceden del gaélico "uisce beatha", cuya traducción no es otra que la antes mencionada "agua de vida".

Y tal vez, por qué no, esa sea una de las razones por las que Irlanda concentra el mayor número de escritores por metro cuadrado del mundo. Es por todos conocida la afición de los irlandeses al whiskey, a la cerveza -qué me decís de la archifamosa cerveza negra Guinness- y a los pubs y tabernas, y los efluvios etílicos a buen seguro han inspirado a más de uno... Nada menos que cuatro Premios Nobel de Literatura son irlandeses: William Butler Yeats (1923), George Bernard Shaw (1925), Samuel Beckett (1969) y Seamus Heaney (1995). Y ese número, teniendo en cuenta que la isla está habitada por poco más de cuatro millones de personas, no está nada mal. Aquí tenéis, junto a los mencionados, a unos cuantos más. Escritores mundialmente famosos como James Joyce, Oscar Wilde, Jonathan Swift o Bram Stoker nacieron en la Isla Esmeralda:
Hace unos meses descubrí a Flann O´Brien, de quien he leído La boca pobre y La gente corriente de Irlanda -libro sobre el que escribí una pequeña reseña, aquí-, y su forma de escribir desenfadada y su humor no tienen desperdicio.

Para terminar con este pequeño homenaje a la literatura irlandesa, invito a la lectura de un artículo de Antonio Rivero Taravillo -cuyo blog Fuego con nieve es muy recomendable- a aquellos que deseen indagar un poco más en este tema. En él encontrareis autores y obras muchos de los cuales tal vez no conozcáis pero que pueden haceros pasar más de un buen rato.

Sláinte!

miércoles, 16 de mayo de 2012

Una tarde en la FLS 2012

El pasado domingo, mi novia y yo hicimos frente a un calor insoportable para mediados de Mayo y nos dimos una vuelta por la Feria del Libro.

Llegamos pasadas las ocho de la tarde. Yo quería asistir a la presentación del libro "El ángel perdido", de Javier Sierra. La conferencia fue muy interesante y después el autor firmó sus libros en el stand de la Junta de Andalucía. Mi novia me regaló el libro -he leído todos los libros de Javier Sierra y los tengo todos excepto "El secreto egipcio de Napoleón"- y tuve ocasión de que me lo firmara y hablar unos minutos con él.
Después de la firma, volví a la pérgola donde mi novia estaba asistiendo a la presentación de "Nabokovia Peruviana", de Fernando Iwasaki. Después de la charla, nos dimos una vuelta por la Feria -ya hacía menos calor y apetecía pasear- antes de volver a casa.

Pasamos una tarde muy agradable en la FLS. La charla de Javier Sierra con el periodista Cristóbal Cervantes fue muy amena y trató los temas que el turolense aborda en sus libros, muy interesantes todos. Fernando Iwasaki habló de escritores peruanos, algunos de ellos poco conocidos para nosotros pero siempre con una historia muy particular.

Mi intención es volver a la FLS mañana, acudir a alguna presentación o firma de libros y dar una vuelta por allí. Espero que el calor nos de una tregua, aunque parece que hasta el fin de semana no va a ser así. De todas formas se agradecen actividades así en la ciudad y demostrar a algunos que hay vida más allá de la semana santa, la feria y los toros...

jueves, 10 de mayo de 2012

Feria del Libro de Sevilla 2012

Hoy se inaugura la Feria del Libro de Sevilla. La cita anual con los libros dará comienzo a las 20 horas con una conferencia a cargo del escritor jiennense Juan Eslava Galán -nota de prensa aquí-.

Por desgracia, me voy a perder la charla, dedicada a la "Sevilla escritora (y lectora)". Tengo que trabajar y no podré asistir, pero recomiendo a quien pueda que no se la pierda. He leído varios libros de Eslava Galán -este año se cumple el XXV aniversario de la concesión al jiennense del Premio Planeta por "En busca del unicornio"- y visto algunas entrevistas al autor y me encantan tanto su forma de escribir como ese punto de humor corrosivo e ironía con los que impregna la mayoría de sus obras.

La Feria del Libro se desarrollará desde hoy hasta el domingo 20. Muchos serán los escritores que pasarán por la Plaza Nueva para firmar sus libros y mi intención es ir un par de días por lo menos a algunas presentaciones y dar una vuelta por los stands que ya el pasado fin de semana estaban montados casi por completo.

¡Nos vemos en la FLS!

lunes, 7 de mayo de 2012

La ruidosa soledad de Hrabal

"Una soledad demasiado ruidosa"
Bohumil Hrabal (1977)
Ediciones Destino
Hace unas semanas, mi amigo V me dejó un libro. No solemos prestarnos libros porque a pesar de que ambos leemos mucho a menudo nuestros gustos difieren, pero en esta ocasión acompañó el préstamo con un "estoy seguro de que te va a gustar".

Y acertó, vaya si acertó. El libro en cuestión se titula "Una soledad demasiado ruidosa", de Bohumil Hrabal.

No soy de escribir reseñas al uso. Para empezar, porque soy incapaz de calificar un libro como bueno o malo, para eso ya están los sesudos críticos a los que jamás entenderé. Me limitaré, por tanto, a dar mi opinión personal sobre qué sensaciones me ha transmitido tal o cual libro y lo bien o mal que lo haya podido pasar leyéndolo. Otras cuestiones las dejo para aquellos que se crean capaces de sentar cátedra sobre la calidad de una obra, esos críticos literarios sobre los que algún día tal vez daré mi opinión. Pero ya es hora de ir al grano...

"Hace treinta y cinco años que trabajo con papel viejo y ésta es mi love story. Hace treinta y cinco años que prenso libros y papel viejo, treinta y cinco años que me embadurno con letras, hasta el punto de parecer una enciclopedia, una más entre las muchas de las cuales, durante todo este tiempo, habré comprimido alrededor de treinta toneladas, soy una jarra llena de agua viva y agua muerta, basta que me incline un poco para que me rebosen los más bellos pensamientos, soy culto a pesar de mí mismo y ya no sé qué ideas son mías, surgidas propiamente de mí, y cuáles he adquirido leyendo, y es que durante estos treinta y cinco años me he amalgamado con el mundo que me rodea porque yo, cuando leo, de hecho no leo, sino que tomo una frase bella en el pico y la chupo como un caramelo, la sorbo como una copita de licor, la saboreo hasta que, como el alcohol, se disuelve en mí, la saboreo durante tanto tiempo que acaba no sólo penetrando mi cerebro y mi corazón, sino que circula por mis venas hasta las raíces mismas de los vasos sanguíneos".


Así comienza esta novela corta del autor checo nacido en Brno (Moravia) en 1914 y fallecido en Praga en 1997. Desde el principio me llamó la atención la historia de Hanta, protagonista indiscutible de la obra. Pero más allá de sus vicisitudes, me sorprendió la fluidez con la que se lee el libro. Página tras página, es de esos libros que apetece saborear sin prisa pero sin pausa, con lápiz y papel cerca para subrayar y hacer anotaciones sin parar. Estoy seguro de que muchos escritores jamás lo reconocerán pero a buen seguro al leer a Hrabal habrán pensado "cómo me gustaría escribir así". En 160 páginas, Hrabal nos cuenta el día a día de Hanta rodeado de libros, reproducciones de cuadros, papel viejo y otros invitados, esperados e inesperados, en torno a la trituradora de papel en la que lleva trabajando los últimos treinta y cinco años. Otro de los protagonistas de la obra es la ciudad de Praga, lugar que siempre he querido visitar y que Hrabal retrata de una forma muy particular, con un punto de decadencia atractiva que invita a acompañarle a través de sus calles.

Utilizando un lenguaje sencillo y a la vez muy elaborado, la historia aborda temas que nos afectan a todos aunque la vorágine en la que convertimos -o nos obligan a convertir- nuestras vidas no nos permite a menudo pararnos a pensar en ello. Cito la sinopsis de la contraportada: "En Una soledad demasiado ruidosa se entrecruzan reflexiones sobre el sentido de la creación artística en nuestros días, la contemplación inconsciente de una ciudad fascinadora, la evocación de una soledad existencial totalmente asumida y la constante y complacida exploración del universo literario...".

Nunca había leído a Hrabal, autor de otras obras como "Trenes rigurosamente vigilados" (1964) y "Yo serví al rey de Inglaterra" (1971) que desde ahora están en mi lista de libros pendientes, una lista que crece y crece de forma preocupante...

Recomiendo la lectura de esta pequeña gran novela a cualquier lector que busque mucho más que simple entretenimiento. "Una soledad demasiado ruidosa" le descubrirá una historia cruda que a su vez le hará reflexionar sobre temas en los que todos pensamos más de lo que a veces somos capaces de reconocer.

Gracias, amigo V.