El viernes pasado llevé a mis padres en mi coche al aeropuerto de Málaga. Destino: Kingston upon Hull, Reino Unido. Allí pasarán dos semanas visitando a mi hermano y a su novia, que viven allí desde hace año y medio por trabajo.
Hace unos meses escribí sobre el viaje que hice a aquella ciudad la segunda quincena de marzo, durante once días, aunque me queda mucho por contar y poco a poco iré escribiendo cosas que quedan en el tintero. En esa ocasión viajé solo, ya que mi novia no pudo acompañarme, pero el año pasado sí que fuimos los dos y conocimos una ciudad que nos sorprendió a ambos.
Entre ambas visitas, he pasado en Hull unas tres semanas, más que suficientes para conocerla bastante bien, ya que no es una ciudad demasiado grande. La ciudad, para mi sorpresa -"Hull is dull", decían en Inglaterra, "Hull es soso"- y tal como apunté en artículos anteriores, es muy bonita, luminosa, limpia... y tiene un pasado muy especial.
La Historia es una de mis aficiones. Sabía que Hull había jugado un papel importante en las Grandes Guerras, sobre todo en la II G.M., debido a su localización estratégica, su industria y su puerto, situado en pleno centro de la ciudad. Pero ni por asomo podía pensar qué ocurrió allí en aquellos años oscuros.
Paseando por sus calles, después de investigar un poco sobre la historia de Hull durante la II Guerra Mundial, creo que estamos ante una ciudad ejemplar, que ha sabido renacer de sus cenizas, nunca mejor dicho, para salir adelante y convertirse en el lugar agradable y moderno que hoy podemos visitar.
Cuando estuve allí, cada día solía dar un paseo por las principales calles del centro. El piso de mi hermano está situado en Dock Street, junto a Queen Victoria Square, lugar donde se encuentra el Ayuntamiento y por donde se accede a las principales calles del centro de la ciudad. Desde allí, por ejemplo, se accede a calles como Whitefriargate o King Edward Street y de allí a Prospect Street o Jameson Street. Muchas de estas calles son peatonales, muy comerciales y con mucha vida. Alejándonos un poco de esas calles, llegamos a zonas más "antiguas" de la ciudad donde existen establecimientos antiquísimos, entre los que no podían faltar pubs como "Ye Olde White Harte", "Ye Olde Blue Bell" o "Ye Olde Black Boy", con varios siglos de antigüedad y con un encanto especial -ya escribiré sobre ellos más adelante-.
La pregunta es evidente: ¿Por qué el centro de la ciudad tiene ese aspecto tan moderno y en calles algo más apartadas sobreviven establecimientos y edificios con siglos de antigüedad? La Historia me ofreció la respuesta: durante la II Guerra Mundial, la Luttwaffe, la fuerza aérea nazi, bombardeó Hull con saña. Los ataques más devastadores se produjeron durante dos noches consecutivas, el 7 y 8 de mayo de 1941. Más de 300 bombas explosivas y minas aéreas y miles de bengalas y bombas incendiarias asolaron la ciudad. El resultado, terrorífico: unos 400 muertos y 300 heridos, miles de casas destruidas y otras tantas con graves daños, el centro de la ciudad se convirtió en un amasijo de escombros, se propagaron incendios por doquier, el puerto quedó arrasado y apenas quedó rastro de los comercios que abastecían a la población.
Pasear por el centro de Hull, a día de hoy, es un placer. La ciudad es acogedora, moderna y con mucha vida, y si nos movemos un poco accedemos a una zona, algo más alejada del puerto, donde se encuentran edificios mucho más antiguos que sobrevivieron a los ataques alemanes. He ahí la respuesta a la pregunta anterior, ya que los bombardeos se dirigieron principalmente al centro y al puerto.
Es inevitable pensar en todo aquello mientras se recorre Queen Victoria Square, King Edward Street, Prospect Street, Jameson Street o Hull Marina, la zona del puerto. Es inevitable pensar en el aspecto desolado de un lugar que ha sabido renacer de sus propias cenizas y convertirse en el lugar agradable que es hoy. En serio, tuve que comparar las fotografías que descubrí allí con las que yo había hecho para atisbar un poco -solo un poco, creo que es imposible comprender qué se puede sentir en una situación así a menos que se experimente por uno mismo- qué pudo pasar en Hull en aquellos días terribles.
Para ilustrar todo esto os dejo algunas fotografías que hablan por sí solas.
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8 de mayo de 1941. Los muelles de Hull, arrasados tras los bombardeos. |
Año 2011. Los muelles son hoy un compendio de centros comerciales, restaurantes y pubs. |
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Queen Victoria Square, la plaza del Ayuntamiento, también sufrió importantes daños. |
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A día de hoy, la plaza se presenta así de luminosa y tranquila. |
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Otra imagen de Prospect Street, en este caso del lugar donde se levantaba una enfermería en 1941. Ese es el estado en el que quedó tras la "visita" nazi... |
Ojalá que este sinsentido en forma de fotografías en blanco y negro no se repita jamás. Lo cierto es que Hull ha sabido reinventarse y a día de hoy es un lugar muy agradable. Y no solo lo digo yo, turista ocasional; también mi hermano, con la experiencia de año y medio viviendo en la ciudad, afirma que es una ciudad tranquila y que tiene todas las comodidades para vivir bien. Pese a la mala fama que siempre ha tenido el Yorkshire en Inglaterra, lo cierto es que el crecimiento de esta ciudad es notorio en los últimos años. De todo se sale, que diría aquel. Y una ciudad como Hull, maltratada durante las Guerras Mundiales, ha sabido salir adelante de forma modélica.