Ayer estuve repasando las libretas en las que escribí mi diario de viaje cuando visité el Reino Unido el año pasado con mi novia y hace unos meses, en marzo, yo solo. Es curioso cómo la lectura de esas páginas provocan el recuerdo de lo que sentí allí, hasta el punto de ser capaz de rememorar olores, sonidos e imágenes y sentirlos casi como si volviera a aquél lugar a través de la palabra escrita.
En varios artículos anteriores he escrito sobre
Mis compañeras de viaje, sobre la
Capilla de Rosslyn,
El precio de las cosas,
Un día en Beverley o
El bombardeo de Kingston upon Hull en 1941, durante la II Guerra Mundial, pero hoy quiero tratar un tema que no puede faltar cuando del Reino Unido se trata: los pubs.
Para empezar, un ejemplo de lo arraigada que está la cultura del pub en el Reino Unido. Junto a la barra de algunos de ellos uno puede hacerse con un ejemplar gratuito de la revista
"Pub Mirror", fanzine editado por la Campaign For Real Ale (CAMRA) en el que podemos encontrar directorios, noticias y otras curiosidades relacionadas con los pubs de la zona. Increíble pero cierto.
De mi diario:
Martes, 20 de marzo de 2012
The Rugby Tavern. 5, Dock Street. No tiene página web.
El año pasado, cuando estuve aquí con Elena, no llegamos a entrar en este pub. Situado justo frente al edificio donde viven Sergio e Ivel, fuimos posponiendo la visita y entre unas cosas y otras no llegamos a entrar. Este año no se iba a escapar y cuando hace sólo 24 horas que llegué a Hull ya estoy sentado en uno de sus taburetes de madera disfrutando de una exquisita cerveza negra.
Nunca dejarán de sorprenderme los pubs ingleses. Los parroquianos son parte del lugar, es difícil entender un pub sin sus habituales. The Rugby Tavern, como no podía ser de otra forma, tiene los suyos. Además, y salvando las distancias, en este lugar estoy dando buena cuenta de una pinta de cerveza negra o "stout" que poco tiene que envidiar a la mismísima Guinness, de nombre Samuel Smith´s.
Estoy en el pub más antiguo que he conocido jamás. Data de 1553 y ha logrado mantener el encanto del siglo XVI unido a una variedad excelente de cervezas. El año pasado Elena y yo nos quedamos impresionados con este sitio, así que tenía ganas de volver.
Entrar aquí es como viajar en el tiempo: Suelo de piedra, muebles de madera, cuadros viejos, fotos antiguas, barra de madera con sus tiradores de Guinness, Theakston y demás cervezas, escaleras también de madera, banquetas y mesas viejunas, chimenea... No le falta un detalle, es un lugar muy acogedor donde da gusto sentarse a dar buena cuenta de una pinta unida a una buena conversación. Me he sentado en un rincón, con una Theakston Best Bitter, y me he puesto a escribir. Por primera vez desde que empecé este diario de viaje, soy consciente de que con el ritmo que llevo es más que posible que necesite otro cuaderno para seguir escribiendo. Esta mañana vi las Moleskine en Waterstone´s y están al mismo precio que en España.
Hay tres detalles que quiero resaltar de este lugar, aparte de su encanto natural. El camarero, al que el año pasado llamábamos "Braveheart" por su pinta de escocés pálido, medio pelirrojo y melenudo, se ha rapado, así que habrá que buscarle otro apodo...
En segundo lugar, he localizado -y fotografiado- la famosa calavera que se conserva en una urna de cristal en una esquina del salón de la izquierda. Podéis leer su historia en la web del pub, aquí.
En tercer lugar, me gustaría comentar algo que ya el año pasado nos llamó la atención y me parece un detalle curioso para que os hagáis una idea de cómo es este sitio. Elena e Ivelina, nada más entrar, dijeron que el pub les recordaba mucho a una taberna muy famosa: "El Pony Pisador" de El Señor de los Anillos. Y es cierto. ¿Podría haber pasado Tolkien por aquí? Por qué no, investigaré un poco sobre esto...
Aquí se pierde por completo el sentido del tiempo. No había mirado la hora en todo el día, pensaba que serían las cinco y media o seis y resulta que son las tres y media. Es lo que tiene tanta tranquilidad y comer tan temprano...
Si algún día tengo una buena idea para escribir un libro, creo que un lugar como este sería perfecto para desarrollarla. Invita a escribir y Hull es una mina de oro para aportar ideas, no hay más que observar sus gentes y lugares y dejarse llevar.
La Theakston se me ha derramado, pero en su sitio. Una vez terminada, creo que voy a seguir la ruta y visitaré otro pub antiguo en el que estuve esta mañana pero estaba cerrado, llamado Ye Olde Black Boy. A ver si encuentro al fantasma que dicen que anda por allí. Imagino que ya estará abierto y con los parroquianos en su sitio.
Ye Olde Blue Bell. Market Place. No tiene página web.
El Ye Olde Black Boy está cerrado, no abre hasta las cinco y media, así que he entrado en este otro, justo al lado de la Trinity Church. Curioso lugar, no tan añejo como otros pero con encanto. En la barra, sobre la caja registradora, una advertencia: "Be nice or leave. Thank you". Toda una declaración de principios.
La decoración, a tono con el nombre del lugar, nos muestra muchas campanas, de todos los tamaños, sobre la barra de madera y casi por todas partes. Es un sitio acogedor y hay bastante gente, la mayoría tienen pinta de ser habituales, algunos en grupos de tres o cuatro y otros solos, como yo.
Junto a la puerta del fondo del pub, sentado a una mesa, solo, hay un hombre mayor que apura la que estoy seguro no es su primera pinta del día. Gorra estilo cazador inglés, pantalón marrón de pana... Bien pensado, es el típico inglés de pub, de mejillas sonrosadas y sonriendo bajo los efectos de la rubia que tiene entre manos, a buen seguro la penúltima. Observa al grupo que tiene a su lado y ríe al compás de la conversación, tratando de sentirse integrado con gente con las que a saber cuántas tardes habrá compartido sin que le hagan el menor caso, como ahora. Parece feliz en su monotonía de alcohol y sonrisas. Un abuelo encantador.
En la barra, todo un personaje. De pie, apurando una coca-cola o un cubata, a saber, un hombre de mediana edad... ¡con un loro en el hombro! Pero un loro de verdad, azul y amarillo. El hombre habla con el tabernero y de vez en cuando levanta su vaso y da de beber al loro. Espero que no sea alcohol, aunque sólo con el azúcar puede poner al pájaro como una moto.
Gran descubrimiento este lugar, no sólo por el sitio en sí, también por sus moradores. La ceremonia de despedida es para grabar en vídeo. Alguien se levanta, continúa hablando durante unos minutos y finalmente levanta el brazo y suelta un "see you / see ya" mientras que el resto del grupo le dedica una calurosa despedida con el deseo de verle pronto de vuelta, en el mismo lugar de siempre.
Algunos han detectado mi presencia, como es lógico. Estoy sentado junto a ellos, me he pedido una Samuel Smith´s Extra Stout, he sacado mi libreta y no he parado de observarlo todo y de escribir. Me miran con curiosidad, sin atisbo alguno de reproche o incomodidad.
El hombre mayor del fondo, con su pinta de cerveza y de cazador inglés, se levanta. Vaso vacío. Se acerca a la barra, pide otra birra y regresa a su sitio, exactamente a la misma posición en la que estaba. El grupo situado junto a él se levanta, se despiden del pub -no de alguien en concreto, sino del lugar- a modo de ritual y se marchan. El cazador se queda solo con su cerveza, no creo que necesite nada más por ahora.
A mi izquierda hay otro bebedor solitario. Varón de mediana edad, parece absorto en sus pensamientos, me mira de vez en cuando con curiosidad y le da un sorbo a su cerveza. No sólo no ha hablado con nadie desde que llegué -yo tampoco lo he hecho- sino que apenas se ha movido. ¿Qué estará pasando por su cabeza? Sea lo que sea, da la impresión de llevar años aquí sentado...
Es curioso el efecto del alcohol. La cerveza aquí tiene menos graduación y se nota, no podrían aguantar este ritmo en España. Tal vez por eso los ingleses desfasan tanto cuando están allí. En el tiempo en el que yo aún no he terminado la pinta que pedí, el hombre mayor del fondo acaba de pedir la tercera. Sin palabras. Termino la pinta y recojo, seguiré buscando lugares pintorescos.
Con puntualidad británica, a las cinco y media he llegado a Ye Olde Black Boy. Otro gran descubrimiento. Pub datado en 1729, nada más abrir han entrado seis o siete hombres de mediana edad; todos se conocen, por lo que deduzco que son los habituales del lugar, pese a que no se han sentado juntos.
Este pub es más del estilo de Ye Olde White Harte que el que visité antes. Misma madera antigua, oscura, aunque más pequeño, sólo una sala diáfana con mesas de madera, taburetes bajos -excepto el típico sofá corrido de piel, cuero o escay que ocupa a todo lo largo uno de los laterales del pub-, barra de madera con muchos tiradores y decoración diversa, desde pizarras con el nombre y el precio de las cervezas hasta cuadros con diversos motivos.
Me gusta este sitio. Los parroquianos conversan en un tono agradable, la temperatura es estupenda y todo invita a lo que están haciendo, tomar una pinta y hablar de la vida, siempre con buen humor, y del partido de fútbol que dentro de dos horas jugará el Hull City contra el líder de la First, el Southampton.
Acabo de comprobar que al otro lado de la barra un pequeño ventanuco comunica con otra sala, creo que para fumadores. Dicen que en este pub hay un fantasma. Por lo que estoy oyendo, hasta donde llega mi inglés, creo que hay más de uno.
La pinta está diciéndome adiós. Aquí pongo punto final a esta particular ruta por los pubs más representativos de Hull. Seguro que hay muchos más, los hay por todas partes, pero los que he descubierto hoy merecen mucho la pena. No dejéis de visitarlos cuando vengáis por aquí.