Si me preguntaran qué descubrimiento literario destacaría en lo que va de año 2013, sin duda respondería que la autora que más me ha sorprendido en los últimos meses ha sido Anna Starobinets. Mi debut como lector de la joven escritora rusa fue a través de la lectura de El Vivo, sobre el que publiqué su correspondiente reseña en el blog a finales de junio.
En el mes de agosto descubrí una entrevista que el programa Página 2 le hizo a Starobinets en abril de 2012 respecto a la publicación de su primer libro de relatos en España, Una edad difícil. Compartí también el vídeo en mi blog.
Me gustó tanto El Vivo y me llamó tanto la atención la entrevista que decidí leer Una edad difícil. Y he de decir que no ha hecho más que confirmar mis sospechas: estamos ante una autora que puede dar mucho que hablar en los próximos años.
Os transcribo la breve sinopsis que aparece en la web de la editorial Nevsky Prospect sobre el libro:
Colección de relatos perturbadores, fantásticos y terroríficos, Starobinets es especialista en mostrar al lector las zonas discordantes de nuestro mundo, destacando a lo siniestro de nuestro día a día. «A menudo se nombra a Stephen King y a Neil Gaiman entre sus influencias, lo que esta joven acepta con entusiasmo de fan, pero sin amputarse de sus raíces patrias: en lo más profundo de estos cuentos laten Gógol, Bulgákov y el mejor cirujano-basurero mundial de la obsesión humana, Fiódor Dostoievski.» Del prólogo de Ismael Martínez Biurrun.
Martínez Biurrun está especialmente acertado en el citado prólogo. No puedo estar más de acuerdo con él cuando afirma que: el día que me tropiece con Anna Starobinets, lo primero que voy a preguntarle es si escribió los aterradores cuentos de Una edad difícil con un sonrisa en el rostro. Estoy convencido de que sí. Tanto como de haber descubierto a una de esas rarísimas mentes con el don de traducir las obsesiones en literatura.
Starobinets tiene la habilidad de llegar al terror desde situaciones cotidianas, en apariencia carentes de misterio; muchos de sus relatos comienzan de ese modo y el escalofrío surge casi de la nada, casi sin esperarlo. Quien sea amante de los sustos y el terror fácil no debe acercarse a la obra de la joven autora rusa ya que, como ella misma la define, su literatura exige cierto esfuerzo intelectual por parte del lector, huyendo de las simples historias de terror. Las fronteras entre lo real y lo onírico se confunden y es fácil, de no estar atentos, caer en la trampa de la autora, toda una maestra en el arte de crear el escalofrío de una situación cotidiana, de hacerlo surgir sigilosamente hasta atraparnos en un mundo tal vez real... o tal vez no.
Un libro muy recomendable, ocho fantásticos relatos de una autora que, ojalá, continúe la magnífica senda iniciada con Una edad difícil y continuada con El Vivo.
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