Ayer asistí en el Teatro Lope de Vega al estreno de la obra El diccionario, de Manuel Calzada Pérez, dirigida por José Carlos Plaza e interpretada por Vicky Peña, Helio Pedregal, Lander Iglesias y José Pedro Carrión (voz).
Cuando uno va al teatro suele elegir obras que intuye que le van a gustar. Después, puede salir más o menos satisfecho, pero la predisposición no puede ser mejor. En el caso de El diccionario, mi buena predisposición se vio apoyada por una obra que respondió con creces a mis expectativas.
Cedo la palabra a Gabriel García Márquez para que introduzca la figura de la protagonista absoluta de la obra:
María Moliner hizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana. Un día se levantó a las cinco de la mañana, dividió una cuartilla en cuatro partes y se puso a escribir fichas de palabras sin más preparativos. En realidad, lo que esa mujer de fábula había emprendido era una carrera de velocidad y resistencia contra la vida. En 1972 su candidatura se presentó en la Academia de la Lengua, pero los muy señores académicos no se atrevieron a romper su venerable tradición machista. Ella se alegró cuando lo supo, porque le aterrorizaba la idea de pronunciar el discurso de admisión. "¿Qué podía decir yo?", dijo entonces, "si en toda mi vida no he hecho más que coser calcetines?".
La interpretación de los actores es espléndida. Vicky Peña (Premio Ceres 2013 a la Mejor Actriz por esta obra) consigue transmitir a la perfección los estados de ánimo de una María Moliner (1900-1981) que lucha contra la demencia y rememora pasajes de su vida, comprobando que en toda ella no ha hecho más que luchar por sobrevivir, que no es poco. ¿Acaso no es lo que hacemos todos?
En palabras del director de la obra, José Carlos Plaza:
De los muchos hilos que forman la trama de la obra, uno destaca por encima de todo: la capacidad del ser humano para superar las circunstancias que le han sido impuestas en el transcurso de su vida... Ella y sus fichas, ellas y su amor al lenguaje, ella y su superación constante y su honda rebeldía frente a una sociedad que minimiza al ser, le aplasta y le obliga a comportarse sin personalidad, sin creatividad.
Helio Pedregal se mete en la piel del convincente doctor que trata a Moliner y que en principio toma por delirios los comentarios de la bibliotecaria sobre la creación de su diccionario. Por su parte, Lander Iglesias hace un buen trabajo en el papel de Fernando, el marido de María, paciente ante la colosal tarea que se propone llevar a cabo su mujer.
Aunque la trama de la obra es evidente, no quiero destripar su desarrollo. Sí quiero compartir un par de frases/anécdotas que reflejan a la perfección hasta qué punto la redacción de su diccionario influyó en el recorrido vital de María Moliner. Siempre que le preguntaban cuánto le faltaba para concluir su diccionario, su respuesta era la misma: dos años (le llevó más de 15 años e insistió hasta su muerte en que su obra no estaría nunca terminada). Uno de sus hijos, a quien le preguntaron cuántos hermanos tenía, contestó dos varones, una hembra y el diccionario. Hasta ese punto llegó la implicación de la bibliotecaria para con su obra.
La familia, el franquismo, su relación con la Real Academia Española, la enfermedad... La obra refleja, utilizando para ello un convincente juego de idas y venidas en el tiempo y diversos puntos de vista, lo más destacado de la vida de una mujer que merece ser recordada. Un ejemplo de tenacidad, afán de superación, talento... y ganas de (sobre)vivir.
Aún podéis disfrutar de El diccionario en el Teatro Lope de Vega. Seguirá en cartel hoy y mañana, a las 20:30 horas. Más información y venta de entradas aquí.