Ediciones B
La reseña de hoy llega para saldar una cuenta pendiente. Hace unos meses, el escritor Mikel Santiago organizó un sorteo en su web personal, cuyo premio era un ejemplar de su novela La última noche en Tremore Beach. Me habían llegado buenas críticas del libro y cuando supe que la acción transcurría en un pueblo perdido del norte de Irlanda, no me lo pensé dos veces: participé... y fui uno de los afortunados ganadores del concurso.
El libro me llegó a casa y un par de veces estuve a punto de ponerme con él, pero por varios motivos que no vienen al caso su lugar fue ocupado por otras lecturas. Mi lista de libros pendientes no para de crecer y siempre que acabo uno me cuesta elegir el siguiente.
Y en esas estaba hasta que hace un par de semanas, ordenando mi biblioteca, me reencontré con el libro de Santiago. Creo que todo tiene su momento, y el de La última noche en Tremore Beach había llegado al fin.
Me acomodé en mi sofá y viajé a Clenhburran, pueblo surgido de la imaginación de Mikel Santiago situado en algún punto del condado de Donegal, al norte de la Isla Esmeralda. Allí me recibió Peter Harper, un músico bastante conocido al que una importante crisis creativa, provocada en buena medida por su reciente divorcio, llevó a aquel remoto paraje de la costa irlandesa.
El pueblo, que contaba con un pub (no podía faltar, lugar de reunión de los parroquianos de rigor), una iglesia, una tienda y poco más, estaba habitado por gente sencilla y agradable, destacando la joven Judie. Harper vivía en una casa en la playa de Tremore Beach, a unas dos millas de Clenhburran. Sus únicos vecinos eran una pareja encantadora formada por Leo y Marie Kogan.
Los habitantes de Clenhburran contaban con la presencia habitual de unos vecinos muy especiales: el viento, el frío y la lluvia no solían faltar a su cita. Una terrible noche de tormenta, Peter sufrió un percance que le dejó una profunda huella y unos síntomas nada agradables: unas visiones terribles que vivía como reales. No sabía si se trataba de premoniciones, visiones del pasado, del futuro... O si tal vez la esquizofrenia estaba causando estragos en su castigada psique.
La visita de sus hijos Jip y Beatrice, su relación con ellos, con Judie y con los Kogan, así como encontrar una explicación a lo que le ocurría, se convirtieron en el leitmotiv de Peter. Lo acompañé hasta la resolución del entuerto, que por supuesto no desvelaré, en aquel idílico paraje de las costas de Irlanda donde descubrí que también cabía el horror.
Santiago ha logrado construir una novela muy sólida, con una buena historia que ha sabido desarrollar con pericia. Está bien escrita y engancha desde el principio. La ambientación es perfecta (como hibernófilo que soy, me parece muy acertado incluir la costa irlandesa como una protagonista más de la novela) y sus más de cuatrocientas páginas se leen de un tirón gracias a la habilidad del autor a la hora de dosificar la información al lector, transmitiendo en cada momento aquello que demanda la historia.
La ultima noche en Tremore Beach, una novela muy recomendable del escritor vasco Mikel Santiago.